sábado, 7 de mayo de 2016

Las batallas de Cagayán

Siempre se está hablando de que los Samurai fueron guerreros excepcionales, completos, imbatibles... si no los mejores que han existido, capaces de vencer a cualquier otro guerrero que haya existido nunca...

Pues siento decirlo, pero es bastante discutible, pero ya me extenderé en otra ocasión sobre las fantasías que circulan sobre los guerreros japoneses. Hoy voy a contar una confrontación casi desconocida, en la que lucharon Samurais contra Tercios Españoles.

Antecedentes

Finales del siglo XVI. Las Islas Filipinas, bajo bandera del Imperio Español, llevaba recibiendo el ataque organizado de piratas japoneses, que saqueaban la zona e intentaban imponer tributos. Para solucionar el problema Armada Española destinó un pequeño contingente de la Capitanía General de las Filipinas, al mando de Juan Pablo de Carrión, marino curtido de 69 años.

Desarrollo

Las fuerzas de combate para esta misión estaban formadas por: 
  • Una galera (la Capitana).
  • Un navío ligero (la San Yusepe).
  • Cinco bajeles pequeños.
  • 40 Tercios del Mar de la Armada Española (con su equipo habitual, picas, mosquetes, arcabuces, rodelas y espadas).
  • Algunas piezas de artillería.
Al poco de comenzar las patrullas, se toparon con un buque pirata japonés, que cañonearon con facilidad, haciéndolo huir. Esto no le hizo mucha gracia al líder de los piratas Tay Fusa, que envió sus huestes para mantener la supremacía marítima en la zona (y ya de paso responder a la afrenta). Sus fuerzas eran las siguientes:
  • Un junco
  • 18 shampanes
  • más de 1000 combatientes, la mayoría de ellos ronin (equipados con katanas y equipo portugués, como picas y arcabuces.
El primer encuentro entre ambas fuerzas fue en la costa cerca del cabo Bogueador, en el que el junco acababa de saquear un poblado cercano. Aunque más grande y con más hombres que la galera, Juan Pablo de Carrión decidió abordarlo. Mientras llegaban a golpe de remo, fueron cañoneando, así que cuando se engancharon y abordaron, ya habían muchas bajas japonesas. Sin embargo los españoles, con Juan Pablo y sus 69 años, su espada y rodela y su media armadura en primera línea, apenas pudieron avanzar por la superioridad numérica, así que retrocedieron hasta la cubierta de la galera y formaron con las picas a la manera de los tercios, que una vez parapetados, pudieron contraatacar. En esas estaban cuando la San Yusepe llegó, y bombardeó el Junco, que hizo que los japoneses se batieran en retirada, lanzándose al agua y nadando hasta la costa. No vienen registradas las bajas, pero se estima que los japoneses sufrieron unas 100, y los españoles no llegaron a las 10.

Viñeta de un cómic, "Espadas del fin del mundo", que descubrí mientras investigaba para esta entrada, que precisamente trata sobre estas batallas. Estoy deseando leerlo.


Una galera

Un junco era un barco realmente grande. En la imagen una comparación con una carabela.
Tras recomponerse, el siguiente paso era ir al encuentro del grueso de los piratas, cuyo campamento estaba remontando el río Cagayán, o rió Tajo, como se conocía.

Al poco de ir río arriba salieron al encuentro de la flota española los 18 shampanes. En esta ocasión, la superioridad de la artillería española decidió el combate, ya que a base de cañones y arcabuces se abrieron paso. En esta batalla, cayeron unos 200 japoneses

Decidieron asaltar el campamento por tierra. Desembarcaron las piezas de artillería y se atrincheraron cerca, dentro del alcance de los cañones, y empezaron a abrir fuego. En este punto, los piratas intentaron negociar. Se les pidió que se marcharan, pero los piratas exigían una indemnización por las bajas sufridas. Ante la negativa de Juan Pablo, los piratas organizaron un contraataque. Contando con 600 hombres atacaron a los 30 soldados españoles que quedaban. Tras resistir dos asaltos tras el muro de picas, en un tercero consiguieron romper las defensas, así que no quedó otra que combatir cruzando aceros. Tras un fiero combate, la calidad del equipo bélico español, y de los soldados pudo contra la superioridad numérica, y los atacantes se batieron en retirada. Los pocos que no cayeron en la huida se dispersaron en la espesura.

Tercio Español en Rocroi. Cuadro del artista Augusto Ferrer Dalmau.
Pintura antigua de un samurai con su armadura.

Resultado

Esta serie de batallas, con una victoria clara de los españoles, dejó una cuantía de bajas de entre 10 y 20 Tercios y algunas embarcaciones dañadas. Por otro lado, cayó casi la totalidad de los combatientes piratas y la mayoría de sus naves fueron destruidas.

Se recuperaron armas y armaduras japonesas como botín de guerra.

Consecuencias

Tras los sucedido, la piratería en la zona descendió considerablemente, limitándose a escasos saqueos desorganizados, lo que permitió mejorar el comercio.

Algunos datos de interés


Aunque se habla de piratas japoneses, en realidad era una agrupación de piratas de diferente nacionalidad (chinos, tailandeses, filipinos), aunque la mayoría de ellos eran ronin japoneses.

Estas batallas se consideran la única confrontación documentada entre samurai y soldados europeos. Quedó patente que la superioridad armamentística y táctica de los españoles, y que la Verdadera Destreza y la espada ropera no tiene nada que envidiar a la Katana y el Kenjunsu... De hecho con el tiempo, muchas armaduras japonesas se empezaron a hacer imitando a las europeas, contando con petos rígidos y gorgeras.

Yoroi con un evidente peto europeo.

Según textos japoneses, sus guerreros fueron vencidos por "unos demonios, mitad peces mitad lagartos (wo-cou), llegados en unos grandes y extraños barcos negros, que salían como bárbaros del mar y atacaban tanto en tierra como en mar de una manera suicida".